Cuando el dolor de espalda afecta tu vida diaria, es razonable pensar que una cirugía podría ser la respuesta. Sin embargo, a diferencia de los resultados positivos y consistentes de cirugías como el reemplazo de rodilla, la cirugía de espalda puede ser impredecible y, a menudo, no funciona como se espera. Aquí te contamos por qué.
1. La cirugía de espalda es impredecible
Los resultados de las cirugías de espalda son inciertos, y muchas personas terminan con más dolor y discapacidad después del procedimiento. Algunos pacientes incluso sufren daños inesperados en los nervios o parálisis, lo que puede causar problemas como pérdida de control de la vejiga o dificultades para caminar.
Especialmente en casos de dolor lumbar inespecífico o artritis en varias partes de la columna (como la enfermedad degenerativa de los discos), la cirugía puede no ser adecuada. Esto se debe a que el dolor de espalda puede tener múltiples causas: discos, huesos, músculos, nervios, o incluso cómo el cerebro procesa las señales de dolor (dolor nociplástico).
Incluso en pacientes seleccionados cuidadosamente, casi el 40% reportaron dolor crónico y discapacidad moderada en sus actividades diarias cinco años después de la cirugía.
2. Un porcentaje significativo de personas empeora después de la cirugía
Un caso ilustra esta situación: un joven de 20 años con dolor lumbar sin causa evidente fue sometido a tres cirugías en diferentes momentos, ninguna de las cuales mejoró su condición. Al contrario, su dolor empeoró, afectando su salud mental y su vida diaria.
Afortunadamente, un amigo le ayudó a cambiar su mentalidad. Comenzó a moverse más, retomó sus pasatiempos y logró mejorar su calidad de vida, aunque todavía experimenta algo de dolor. Este caso muestra que el movimiento y la actividad pueden ser más efectivos que múltiples cirugías en algunos casos.
3. El dolor puede ser de tipo nociplástico
El dolor nociplástico surge de anomalías en cómo el cerebro, la médula espinal y los nervios procesan y perciben las señales de dolor. En este tipo de dolor, los nervios se vuelven más sensibles y reactivos a los estímulos, lo que hace que incluso los procedimientos quirúrgicos no sean efectivos, ya que el problema no se encuentra en la estructura de la columna, sino en la forma en que el cerebro procesa el dolor.
El tratamiento para este tipo de dolor es diferente y suele incluir cambios en el estilo de vida, técnicas para manejar el dolor y actividad física gradual.
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