¿Has sufrido durante años de dolores de cabeza, dolor de espalda, problemas digestivos o dolor pélvico, sin encontrar alivio? ¿Has visitado a varios médicos que no encontraron nada malo, aunque tu dolor te hace faltar al trabajo y luchar día a día?
Para comprender mejor la causa, aprende cómo surge el dolor a partir de tu sistema nervioso, que podría ser el culpable.
El dolor crónico de diferentes tipos –dolor de espalda, dolores de cabeza, problemas digestivos, dolor pélvico– comparte una característica subyacente llamada sensibilización central. La sensibilización hace que tus nervios sean más sensibles y reactivos a los estímulos, lo que incrementa los niveles de dolor.
Tu respuesta al dolor es más intensa de lo que normalmente esperarías. Por ejemplo, un simple empujón puede sentirse como una presión extrema.
Cómo Está Relacionado Tu Sistema Nervioso con las Señales de Dolor
El dolor crónico y la incomodidad derivados de la sensibilización se denominaron recientemente dolor nociplástico. Este tipo de dolor proviene del procesamiento incorrecto de las señales de dolor por parte de tus nervios y tu cerebro.
No hay una amenaza real ni daño en tu cuerpo. El dolor que experimentas proviene de un sistema nervioso confundido que envía señales erróneas a tu cerebro.
La sensibilización se desarrolla después de un evento desencadenante, como una lesión, estrés severo o una experiencia traumática. Por ejemplo, he visto casos de dolores de cabeza diarios que se desarrollan tras meses de estrés laboral constante.
También dolor crónico de espalda tras años de sentirse abrumado, tratando de equilibrar la crianza de los hijos con un trabajo exigente. O dolor crónico de vejiga (cistitis intersticial) después de años de infecciones recurrentes de vejiga.
El evento inicial desencadena una cascada de inflamación en tu cuerpo que se extiende al sistema nervioso y sensibiliza los nervios. Los nervios sensibilizados exageran las señales de dolor. Tu cerebro y tus nervios procesan las señales de dolor de manera incorrecta.
Cómo Se Siente la Sensibilización
La sensibilización cambia cómo experimentas el dolor. Lo sientes más fácilmente, con mayor intensidad y en más lugares.
- Hipersensibilidad. Tu umbral para sentir dolor es más bajo. Por ejemplo, imagina dos personas: una con sensibilización y otra sin ella. Ambas levantan una caja de 23 kilos y sienten un tirón en la espalda. La persona con sensibilización reporta un nivel de dolor de 7 sobre 10, mientras que la otra reporta un nivel de 3.
- Propagación. El dolor se extiende más allá del área lesionada. Por ejemplo, en lugar de sentir dolor en un área pequeña de tu espalda, se extiende por toda tu espalda y baja por tus muslos.
- Dolor en respuesta a estímulos que no suelen ser dolorosos. Una ligera presión o toque en el área afectada resulta incómodo. Después, puedes experimentar sensaciones desagradables, como ardor u hormigueo.
Otro indicio de que el dolor por sensibilización está presente es la aparición de síntomas no relacionados con el dolor, como fatiga que limita tus actividades, sueño interrumpido y dificultades para pensar (por ejemplo, niebla mental). También se desarrolla sensibilidad al entorno. Las luces intensas, los ruidos fuertes y los olores se magnifican, provocando dolores de cabeza, náuseas o mareos.
Entre la condición de dolor –como dolores de cabeza o dolor de espalda– y los síntomas no relacionados con el dolor, la sensibilización afecta a todo tu cuerpo. La condición no proviene solo de tu espalda o cabeza, sino de todo tu sistema nervioso.
Si estás experimentando dolor crónico que tu médico no puede explicar médicamente, es importante considerar que tu dolor podría estar originándose en tu sistema nervioso.
Habla con tu médico sobre la sensibilización nerviosa y el dolor nociplástico. No está en tu imaginación. Está en tu sistema nervioso.
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